Qué son las economías de escala
Cuando se pone en marcha una empresa, el objetivo siempre es obtener la máxima cantidad de beneficios. Hay diferentes maneras de conseguir ese objetivo, pero la economía de escala es una de las que permite reducir costes y obtener un rendimiento mayor. En este artículo vamos a comprender el concepto de economía de escala.
Básicamente es un modelo en el cual se busca la reducción de los costes produciendo de forma masiva. La estrategia está muy clara, aumentar la operatividad rindiendo más para hacer caer los costes de producción. Básicamente consiste en aumentar la productividad al máximo posible para que se pueda fabricar más barato y obtener mayores márgenes.
Los tipos de economía de escala
Básicamente, existen dos modelos de economía de escala, la interna y la externa.
- Economía de escala interna: un concepto muy sencillo de entender, las directrices para producir de esta manera vienen de la propia compañía, que es la que toma las riendas para producir más. El coste económico de este modelo es menor. Muy típico de aquellas empresas que desean apostar de manera notable por un producto que desean comenzar a vender más.
- Economía de escala externa: aquí las circunstancias vienen determinadas por cuestiones ajenas y que llevan siempre a una mayor producción. Tenemos un caso muy típico bastante reciente, el de las empresas de fabricación de mascarillas quirúrgicas. Un hecho externo, la aparición de un modelo de virus nuevo, y la adopción de medidas sanitarias extraordinarias, llevó a muchísimas compañías en China a funcionar las 24 horas sin descanso.
¿Cuáles son las claves de la economía de escala?
La producción de manera masiva, tanto en la economía de escala interna o externa, busca la reducción del precio por unidad. Globalmente aumentan los costes en términos absolutos porque se incrementa sustancialmente la productividad, pero el coste unitario es cada vez menor.
Cuando una empresa aplica bien las economías de escala, puede destacar sobre el resto de sus competidores y está demostrando una mayor eficacia a la hora de producir. Esto lleva a otro hecho, la necesidad de producción implica tener que comprar más a los proveedores. Con ello, pueden conseguirse ventajosas condiciones en la compra de materiales, generando confianza y obteniendo un precio mucho menor, hecho que vuelve a alimentar a las economías de escala.
Gracias a las economías de escala han surgido en los últimos dos siglos cientos de grandes compañías de ámbito multinacional.
El verdadero coste económico siempre se produce en los activos fijos, como puede ser el de la maquinaria y demás activos productivos. La única manera de sacar un rendimiento extraordinario a ese tipo de activo es ponerlo en marcha a producir sin descanso. Pero esto también lleva a otro punto. Si se produce de manera desorbitada y sin control, lo que en principio es positivo porque implica mayor facturación, puede convertirse en una pesadilla porque hay que controlar otros procesos, como el logístico y el de ventas, es decir, para que las economías de escala funcionen, hay que coordinar muy bien toda la cadena de valor.
En ocasiones, la economía de escala lleva a realizar inversiones de otro tipo como las que hemos comentado, por lo que encontrar el equilibrio entre los nuevos costes y esta nueva capacidad productiva debe ser uno de los objetivos clave de aquellas empresas que apuestan por este modelo de desarrollo.