El swap o permuta financiera es un derivado financiero que consiste en el intercambio de flujos monetarios entre dos partes, sujeto a la evolución de los tipos de interés, divisas, materias primas y otros activos financieros.
El swap surgió en los años 70 en el Reino Unido para cubrir las fuertes oscilaciones del mercado de divisas de aquellos años y debido a su alta aceptación se consolidó rápidamente hasta llegar a ser, hoy en día, el tipo de contrato que más se contrata en los mercados de derivados Over The Counter (OTC), con un 80% de cuota.
En un swap intervienen dos partes con intereses opuestos, por ejemplo, una parte puede estar interesada en cubrir una eventual caída de los tipos de interés porque tiene inversiones ligadas a los tipos, pero otra puede estar interesada en cubrir una posible subida porque tiene deuda ligada a los tipos, estas dos partes pueden estar interesadas en contratar un swap de tipos de interés o IRS (Interest Rate Swap). En este caso los elementos que intervienen en el contrato son:
- Importe nominal: sobre el que se calcularán las liquidaciones derivadas del contrato.
- Fecha de inicio y fecha de fin del contrato.
- Periodicidad de liquidación o frecuencia de pago.
- Índice de referencia o tipos de interés sobre el que se calcularán las liquidaciones.
Imaginemos que ambas partes contratan un swap en las siguientes condiciones:
- Importe nominal: 1.000.000€.
- Duración del contrato 1 año.
- Frecuencia de pagos mensual.
- Tipo de referencia 1.5%
En la fecha de la primera liquidación, es decir el primer mes, miraremos cuál es el tipo de interés de referencia fijado en el contrato, por ejemplo, el Euribor a 1 año. Si éste es del 1.60%, el swap liquidará un 0.10%, es decir, 8.333,33€ (010% / 12 x 1.000.000€) que una parte pagará a la otra de forma que ambas partes tendrán su producto financiero fijado al 1.5% gracias a esta liquidación, una un préstamo y la otra un depósito a plazo fijo, es decir, ambas se cubren en referencia al mismo tipo de interés, pero con intereses opuestos, una de pago y la otra de cobro.
Tipos de Swap
En función del activo al que hacen referencia, los swaps pueden ser de diferentes tipos.
- Swap de tipos de interés: permiten cubrir la evolución de los tipos de interés y funcionan como el ejemplo que hemos visto. En este caso existen a su vez dos tipos:
- Interest Rate Swap (IRS): se intercambia un flujo monetario en base a un tipo de interés fijo comparado con un índice de referencia de mercado, exactamente como el ejemplo visto.
- Basis Swap: en este caso se intercambian dos índices de tipo de interés. Por ejemplo, una parte paga Euribor a 12 meses y la otra Euribor a 1 mes, lo que permite a cada parte sustituir el índice de referencia del producto financiero que quieren cubrir.
- Currency Swap o Swap de divisas, permite cubrir las oscilaciones del mercado de divisas y a su vez existen diferentes tipos:
- Swap de divisas: utilizado para el intercambio de préstamos a tipo fijo en diferentes divisas.
- Floating rate currency swap: utilizado para el intercambio préstamos a tipo variable en diferentes divisas.
- Cross currency swap: utilizado para el intercambio de un préstamo a tipo variable con otro a tipo fijo en divisas.
- Commodity Swap: en este caso la referencia son las materias primas como el petróleo o el oro por ejemplo.
- Equity Swap: donde la referencia es un activo de renta variable como índices bursátiles, por ejemplo.
- Credit Default Swap (CDS): la referencia es el default o impago de un activo financiero.
- Total Return Swap: Es como un CDS pero en lugar de cubrir sólo el riesgo de crédito de un activo financiero cubre también la evolución de su precio.
- Collateralized Debt Obligations (CDO): la referencia es una cartera de créditos y se trata de un swap utilizado principalmente por entidades financieras para titulizar sus préstamos, ya sean personales, hipotecarios o tarjetas de crédito.
Controversia de los contratos Swap
En los años previos a la crisis financiera de 2008 este tipo de contrato, que normalmente es utilizado por empresas e instituciones, se comercializó de forma masiva a consumidores finales, normalmente en el ámbito de protección de los tipos de interés ante las fuertes oscilaciones que tenían en aquellos años, aunque no se comercializaron correctamente porque, en general, se trata de contratos complejos en los que las partes asumen importantes riesgos.
Ante la caída generalizado de los tipos de interés a principios de 2009 todos los swaps asociados a préstamos hipotecarios empezaron a generar liquidaciones negativas a los consumidores, lo que impedía que se beneficiaran de la política monetaria de los Bancos Centrales, que pretendían aliviar la presión de un volumen de deuda insostenible. Este hecho conllevó al sector bancario a sufrir un aluvión de demandas que, en la mayor parte de casos, han ganado los consumidores.
Por otro lado, la proliferación en los mercados financieros de los Credit Default Swap (CDS) supuso el detonante que provocó la quiebra de Lehman Brothers en 2008, la subida repentina de los tipos de interés en los trimestres previos a 2008, impidió a millones de consumidores hacer frente a sus préstamos hipotecarios y a muchas instituciones a hacer frente a las coberturas derivadas de los CDS, lo que llevó a los mercados financieros al colapso.
Así que, tanto si se utilizan en el ámbito de consumidores finales como en el ámbito institucional, hay que tener que los contratos swap llevan asociados elevados riesgos que es necesario cuantificar correctamente para que no generen desajustes en los mercados financieros, aunque su carácter desregulado y opaco lo propicia.