Que es la elegibilidad en financiación para empresas
La elegibilidad de la empresa respecto a las formas de financiación determina cómo de apta es, según su perfil y características, a las distintas formas de financiación existentes en el mercado. Existen diferentes metodologías utilizadas por los proveedores financieros para calcular el riesgo que asumen cuando financian a una empresa que sirve como base para elegibilidad, y estas son diferentes en función del tipo de empresa:
- Empresas de Nueva Creación: recordemos que este tipo de empresas no tiene pasado histórico, lo que dificulta, a las fuentes de financiación, hacer predicciones sobre su posible comportamiento de pago o valoración. Las predicciones de evolución y valoración incluidas en el plan de negocio pueden llegar a ser más cualitativas que objetivas, lo que genera incertidumbre sobre su cumplimiento y escepticismo entre los futuros acreedores. Los proveedores financieros basan sus decisiones de financiación en las proyecciones del plan de negocio, intentando determinar el valor futuro de la empresa, y las garantías aportadas por los socios.
- Empresas Maduras: las empresas de este tipo ya tienen una trayectoria financiera que es la que utilizan los proveedores financieros para calcular el riesgo de cada operación de financiación. Utilizan sistemas de rating de crédito, basados en los estados financieros pasados de la empresa y en el comportamiento de pago pasado.
- Empresas en Crecimiento: las empresas en crecimiento están a medio camino entre las dos anteriores, por un lado hacer proyecciones para determinar el valor futuro de la empresa es más sencilla que en su fase inicial porque ya tiene algo de experiencia en el mercado y, a su vez, al tener un pequeño pasado financiero ya es posible establecer un rating de crédito y acceder a más proveedores financieros.
Por tanto, tenemos por un lado la metodología del valor de la empresa para empresas de reciente creación como método utilizado por los proveedores financieros, que principalmente invierten en el capital de la sociedad, y por el otro el método del rating de crédito para empresas con una experiencia más o menos larga en el mercado, que permite a la empresa acceder a productos de deuda, especialmente deuda financiera. En este apartado explicaremos el funcionamiento de ambos métodos.
Rating de crédito
Este método busca calcular la pérdida esperada por impago de una operación de crédito, basándose en la probabilidad de impago de la empresa. La probabilidad de impago es la probabilidad de incumplimiento en el pago a los acreedores de la empresa durante un plazo determinado, normalmente 90 días. Este punto, el impago durante más de 90 días, es la antesala del impago definitivo o default de la empresa, aunque no todas las empresas que incumplen sus compromisos de pago por más de 90 días terminan declarándose en quiebra, sí que se trata de un indicador determinante en la posible evolución futura de la empresa en cuanto a probabilidades de supervivencia.
En función de la probabilidad de impago de la empresa, se establece el rating de crédito, que no es más que una escala más o menos extensa de entre 5 y 10 categorías normalmente, que asigna un rango de probabilidad de impago y una descripción cualitativa asociada.
Las fuentes de financiación de deuda, sobre todo deuda financiera, utilizan el modelo de rating de crédito para tomar decisiones de financiación, lo que dificulta a la empresa de nueva creación el acceso a estas fuentes porque su rating de crédito, por definición, es bastante bajo. Los datos utilizados por los modelos de rating de los distintos operadores del mercado son:
- Estados Financieros: tanto si son de acceso público de ejercicios anteriores como si son los del ejercicio en curso o no presentado y cerrado, los estados financieros son determinantes para determinar una batería de ratios e indicadores que tienen un peso sustancial en la probabilidad de impago de la empresa. La empresa de nueva creación no dispone de estados financieros pasados, y los derivados de la constitución de constitución sólo contienen la aportación de capital o activos inicial en balance, y no cuentan con una cuenta de resultados, por lo que no es posible calcular la mayor parte de sus indicadores financieros. Los ratios e indicadores que influyen en los modelos de rating se clasifican en los siguientes módulos.
- Liquidez: es la capacidad de la empresa de hacer frente a sus compromisos de pago a corto plazo. Los indicadores de este módulo tienen mucho impacto en el rating final porque una mala liquidez es siempre la antesala de un default.
- Rentabilidad: la rentabilidad de la empresa es fundamental para preservar su supervivencia a largo plazo. La rentabilidad sostenible alimenta el balance de la empresa por el lado de la solvencia y la liquidez, así que es fundamental a largo plazo.
- Solvencia: es la capitalización y acumulación de reservas de la empresa. En función de ella la empresa puede hacer frente a situaciones adversas con recursos propios, así que son indicadores determinantes de la probabilidad de supervivencia a largo plazo.
- Endeudamiento: estos indicadores permiten medir los niveles de endeudamiento, así como la bondad de su estructura entre el corto y el largo plazo.
- Comportamiento de pago: existen diversas fuentes de información de acceso público, normalmente de pago, para conocer el comportamiento de pago de una empresa con sus acreedores financieros, comerciales y organismos públicos. La empresa de reciente creación, no suele tener incidencias en su comportamiento de pago por la sencilla razón de que su trayectoria es corta o ni si quiera se ha iniciado.
- Información financiera como el informe CIRBE (Central de Información de Riesgos del Banco de España): este informe sobre el endeudamiento de la empresa con el sistema financiero español es clave para contrastar la información de endeudamiento aportada por la empresa, además de contener información sobre comportamiento de pago con las entidades del sistema. Aporta más peso al módulo de endeudamiento. La empresa de nueva creación parte con ventaja en este apartado porque no tiene endeudamiento, lo que mejora su probabilidad de impago.
- Información cualitativa: se trata de otra información de otro tipo que define algunas características del perfil de la empresa. Este apartado es muy extenso y variado entre los distintos operadores, aunque se pueden mencionar:
- Antigüedad de la empresa, que, en el caso de las empresas de nueva creación, no existe.
- Sector de pertenencia.
- Ámbito de actuación: nacional, internacional o global.
- Concentración con clientes o proveedores.
- Accionistas: composición y compromiso (garantías prestadas o empresa de tipo familiar).
- Trayectoria empresarial pasada: en el caso de empresas de nueva creación, no existe para la propia empresa, pero podría existir para sus accionistas.
Todos estos datos, con sus correspondientes ponderaciones, dan como resultado la Probabilidad de Default (PD) que, como decíamos, es la probabilidad que tiene la empresa de incumplir pagos durante más de 90 días antes sus acreedores, aunque eso no significa que la empresa incumpla los pagos porque sus acreedores podrían recuperar parte de la deuda si la empresa se recupera o tiene garantías adicionales. A la pérdida definitiva por una operación de crédito, llegamos a través de la siguiente fórmula:
Pérdida Esperada = PD x LGD x EAD
- PD o Probability of Default, de la que ya hemos hablado.
- LGD o Loss Given Default, que es el porcentaje de deuda que finalmente se dará por irrecuperable. En el momento en que la empresa incumple pagos por más de 90 días, los acreedores inician su proceso de recobro en el recuperan parte del crédito. La LGD tiene que ver con el tipo de empresa, con las garantías de la operación de crédito y el tipo de deuda financiera. En este sentido, la LGD de un producto de deuda comercial es menor, que la de otros productos porque va ligada a una operación en la que interviene, además de la empresa, un deudor sobre el que aplicar el crédito.
- EAD o Exposure at Default, que es la exposición del acreedor en el momento del default. Esta variable está muy ligada al producto financiero y al perfil, también financiero, de la empresa, y tiene que ver con el importe que riesgo vivo en el momento del default. Por ejemplo, si el producto financiero es un préstamo a 5 años y el default se da a los 2 años y medio, la exposición en ese momento es del 50% aproximadamente, de forma que no toda la operación de crédito termina en pérdida.
Garantías crediticias
En las etapas iniciales de la empresa, como decíamos, el rating es muy bajo, lo que dificulta acceder al mercado de deuda. En ese momento del ciclo de vida juegan un papel fundamental las garantías que la empresa o sus propietarios puedan aportar a la financiación solicitada. En ocasiones la garantía puede ser suficiente para justificar la capacidad de retorno de la deuda. Los tipos de garantía asociados son:
Avalistas personales y/o societarios
Quizás uno, o el más habitual de todos ellos, el aval personal de los socios o de cualquier otra persona que esté dispuesta a garantizar la operación a cambio de arriesgar todo su patrimonio en la operación. El avalista responde del buen fin de la financiación con todos sus bienes, ya sea una persona física o una persona jurídica. En muchas ocasiones los empresarios ofrecen de forma muy deliberada su aval personal sin pararse a pensar en las posibles consecuencias. La entidad de financiación hará una valoración de la solvencia sumando todos sus bienes y restando todas sus deudas, y valorará también su capacidad de pago sumando todos sus ingresos en comparación con todas sus obligaciones financieras, de la misma forma que analiza al titular de la financiación.
Sociedades de Garantía RecíprocaGran instrumento para ofrecer una garantía. Las SGR ofrecen garantía dineraria a las operaciones de financiación, hasta una determinada cifra, que puede ser hasta el 100% del importe solicitado. Esta fórmula permite a las empresas ampliar su capacidad de endeudamiento, ya que la entidad de financiación consigue un compañero de viaje que arriesga con ella, la SGR, de forma que comparte el riesgo.
Pignoración de acciones
No es lo más habitual en pequeñas empresas, pero es una figura que existe y que suele utilizarse cuando la entidad ya tiene riesgo vivo con la empresa y necesita reforzar las garantías, aunque no es exclusivo para esta situación. Una fórmula de financiación que lleva implícita la pignoración de acciones es el préstamo convertible, se trata de un préstamo que da derecho a la entidad a convertirlo en acciones de la empresa, a una determinada valoración y bajo ciertas circunstancias pactadas de antemano. Este tipo de financiación es muy habitual en empresas que se encuentran en etapas iniciales de su ciclo de vida.
Pignoración de stocksEsta figura también existe y está muy desarrollada en otros países como UK o USA, en caso de impago la entidad tiene derecho a hacerse propietaria de una parte del stock de la empresa. La entidad debe ser capaz de saber valorar bien ese stock y liquidarlo con cierta rapidez para tener este tipo de garantías en cuenta. No es una garantía muy extendida en España, ni mucho menos con bancos, pero puede formar parte de la negociación directa con los proveedores, a los que se puede solicitar crédito comercial con esta garantía.
Activos fijosAquí destacan dos productos, el leasing y el renting. En estas dos figuras la empresa adquiere el derecho a explotar un activo fijo (vehículos, maquinaria, aplicaciones informáticas u otros) en régimen de alquiler y, la entidad de financiación es propietaria del activo. En el caso del leasing, como norma general, la empresa adquiere el bien en la última cuota de financiación, en el caso del renting, al finalizar el contrato la empresa no adquiere el bien de forma automática, sino que tiene la opción de sustituirlo por otro nuevo y prorrogar el contrato, o bien quedar con el activo a cambio de un valor residual que suele ceñirse a una cuota adicional. En ambos casos el activo sirve a la entidad como garantía de la operación en caso de impago, aunque puede coexistir con garantías adicionales.
Inversiones dinerariasYa sean depósitos a plazo fijo, saldo en cuentas corrientes, fondos de inversión o acciones cotizadas, cualquier forma dineraria puede ser objeto de garantía adicional para una entidad de financiación en una operación de crédito, excepto los planes de pensiones. En muchas ocasiones no tiene demasiado sentido pignorar este tipo de activos, ya sean de la empresa o de un tercero, porque supone un sobrecoste financiero muchas veces innecesario, pero extremadamente rentable para la entidad. Estos casos requieren un análisis profundo de pros y contras. Normalmente se utiliza para ampliar la financiación ya concedida, solicitando a la entidad que asuma un importe mayor al de la garantía ofrecida.
InmueblesOtra garantía muy habitual es la hipotecaria, no sólo para la compra del inmueble en cuestión sino para garantizar otro tipo de financiación, incluso financiación de circulante como el descuento de pagarés, la línea de crédito o la línea de negocio internacional, cualquier tipo de financiación para empresas puede ser garantizada con un inmueble.
Contratos y derechos de cobroCon el tiempo esta garantía, también llamada garantía comercial, es cada vez más habitual, la monetización futura de un contrato con un cliente de la empresa, especialmente si se trata de un cliente de elevada solvencia, sirve también de garantía a la financiación. En caso de impago la entidad se adjudica los cobros derivados del contrato. Algo parecido, pero no igual, es lo que hacen las entidades de factoring, adjudicarse los derechos de cobro sobre las facturas de un determinado cliente de elevada solvencia de la empresa. Todo tipo de deuda comercial de cobro (no de pago), estaría dentro de este epígrafe, tanto si se trata de un pagaré como si se trata de un crédito documentario o un recibo domiciliado, la tipología de cobros que sustenta el crédito comercial es muy amplia.
Valoración de empresas
Las empresas nuevas tienen mejores oportunidades de financiación en el ámbito del capital que en el de la deuda porque y en este ámbito se utiliza la valoración de la empresa para determinar su elegibilidad. La ventaja de la elegibilidad por la vía de la valoración de empresas es que la empresa tiene la oportunidad de basar su financiación en su valoración futura, y no en el pasado financiero. Lo que buscan los inversores es participar en empresas con alto potencial de crecimiento, empresas que puedan incrementar su valor de forma clara.
La financiación por la vía del capital tiene tres grandes características:
- Mejora el balance: al incrementar el patrimonio neto del pasivo del balance, mejora la solvencia y es una señal de compromiso de los socios ante terceros.
- Pérdida de participación: cuando los socios fundadores dan entrada a nuevos socios pierden participación en la sociedad, mayor cuánto más baja se valore la empresa y más aporten los socios de entrada.
- Mejores proyecciones: las proyecciones de cuenta de resultados, con las que se calcula el valor de la empresa, mejoran porque la empresa, al recibir las aportaciones de los nuevos socios, tiene más recursos para afrontar su estrategia de desarrollo.
Existen diferentes métodos de valoración de empresas, algunos más acordes para empresas nuevas y otros más para empresas en crecimiento o maduras.
- Métodos basados en los estados financieros: Estos modelos de valoración de empresas se basan en los estados financieros actuales de la empresa para valorarla y son también denominados métodos estáticos porque no tienen en cuenta la posible evolución futura de la empresa, y ésta es precisamente su principal crítica. No por ello es un método que deba descartarse por dos razones principales: la primera es que es un método bastante sencillo de aplicar y nos puede dar una idea de valor rápida, la segunda es que, en determinados casos, como por ejemplo en el caso de liquidación, es un método que encaja perfectamente bien porque el comportamiento futuro no entra en juego. Los métodos basados en los estados financieros no son aptos para empresas nuevas, lógicamente.
- Método basado en el descuento de flujos de caja: El método de los Flujos Descontados de Caja, DFC por sus siglas en inglés (Discounted Cash Flow), es ampliamente utilizado. Toma en consideración el valor del dinero a lo largo del tiempo y permite evaluar el efecto en la rentabilidad de la compañía de tantas variables como se quieran considerar, si bien, las valoraciones pueden ser muy sensibles a pequeños cambios en ellas, es un método de valoración muy poderoso por el meticuloso detalle al que se puede llegar. La metodología es sencilla, se trata de calcular los flujos de caja futuros libres para el accionista, actualizarlos a valor presente a una tasa determinada y sumarle el valor residual o de continuidad. Es importante tener en cuenta que el flujo de caja utilizado para valorar la empresa es el libre para el accionista, no el flujo de caja simple ni el flujo de caja libre para la empresa.