El 9 de mayo de 2024, BBVA sorprendió al mercado con una oferta pública de adquisición (OPA) hostil sobre Banco Sabadell, valorada en más de 12.000 millones de euros. Esta operación busca crear el segundo mayor grupo financiero del país, pero ha estado rodeada de polémica desde el primer día por la escasez de grandes bancos que quedarían si la OPA finalmente se formaliza.
En cualquier caso, a pesar de la oposición a una gran parte de la sociedad, entre ellos las principales asociaciones empresariales, la OPA ha pasado el primer gran escollo, la aprobación por parte de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC). Ahora se ha abierto un periodo de consulta ciudadana antes de que el Gobierno español tome una última decisión, pero este periodo será relativamente corto, así que sabremos el desenlace en breve.
¿Y ahora qué? Toca revisar la estrategia de financiación
Aunque aún no se ha decidido si la OPA de BBVA sobre Banco Sabadell saldrá adelante, el simple hecho de que se haya planteado y haya pasado el filtro de la CNMC es motivo suficiente para que las empresas revisen su estrategia de financiación.
Ya lo hemos visto en el pasado reciente con la compra de Banco Popular por parte de Santander o la absorción de Bankia por parte de Caixabank. Lo que suele suceder en este tipo de fusiones de gran tamaño en el ámbito empresarial es:
- Reducción de las cifras de financiación en vigor: si la dependencia en materia de financiación con estas dos entidades es relevante, y con ello nos referimos a una exposición superior al 33% entre los dos bancos, la reducción de financiación está prácticamente garantizada.
- Empeoramiento claro en servicio: las fusiones generan una desorientación general en el personal del banco porque se reubican empleados y clientes en diferentes oficinas/departamentos, los gestores ven aumentar sus carteras, lo que reduce el tiempo de gestión por cliente y los departamentos se reorganizan, lo que genera un peor servicio interno.
Ante esta situación, insistimos en que más allá de que finalmente la OPA cristalice, las empresas deben protegerse diversificando más todavía sus fuentes de financiación, como venimos recomendando desde hace más 10 años a todos nuestros clientes. Afortunadamente, las opciones de financiación más allá de los grandes bancos no han hecho más que crecer en esta última década:
- Analizar opciones de financiación alternativa: fintechs, fondos o plataformas de financiación participativa ofrecen cada vez más soluciones competitivas, ágiles y adaptadas al perfil de la empresa, tanto para circulante como inversión.
- Valorar la financiación pública: son un complemento perfecto a otros proveedores financieros y, en muchas ocasiones, en mejores condiciones y sin cómputo en cirbe.
- Explorar otras entidades: bancos medianos y pequeños cubrirán el hueco que deje en el mercado la posible OPA, y la mayoría de ellas estarán dispuestas a robar cuota de mercado a sus competidores, así que prepararán campañas comerciales para llevar a cabo sus objetivos.
- Reducir las necesidades de financiación: la empresa debe luchar continuamente, no sólo ante un evento como la OPA, en conseguir la máxima autofinanciación posible ampliando los plazos de pago, acortando los de cobro y elevando los márgenes.
