
Una startup es una empresa emergente caracterizada por su capacidad de innovación, su alto potencial de crecimiento y su modelo de negocio escalable. Estas compañías suelen operar en sectores tecnológicos o digitales, aunque el concepto se ha extendido a otros ámbitos.
Las startups se distinguen por su estructura flexible, la búsqueda de financiación externa y el desarrollo de productos o servicios disruptivos. Su principal objetivo es encontrar rápidamente un modelo de negocio rentable que permita expandir sus operaciones internacionalmente.
Para crecer, las startups suelen recurrir a inversores privados, business angels o fondos de capital riesgo que aportan el capital necesario para desarrollar su actividad en las primeras fases. En estas etapas iniciales, es habitual que la empresa no genere beneficios y se centre en validar su idea de negocio y captar clientes.
Un aspecto clave de las startups es su entorno de incertidumbre, ya que operan en mercados en constante evolución. Esto implica que deben adaptarse rápidamente a los cambios del mercado, ajustar su propuesta de valor y adoptar metodologías ágiles como el lean startup, que prioriza la creación de prototipos y la validación continua del producto.
Ejemplos conocidos de startups que lograron consolidarse como grandes empresas son Uber, Airbnb o Cabify, que revolucionaron sus respectivos sectores mediante el uso de plataformas digitales y modelos de negocio innovadores.