
El punto muerto, también conocido como umbral de rentabilidad o break-even, es el nivel de ventas en el que una empresa cubre exactamente todos sus costes: tanto los fijos como los variables, sin obtener ni pérdidas ni beneficios. A partir de ese punto, cualquier venta adicional comienza a generar beneficios.
Este concepto es importante en la planificación financiera y permite determinar el volumen mínimo de actividad necesario para que el negocio sea sostenible. Se puede calcular en unidades físicas o en valor monetario, dependiendo del tipo de análisis que quiera hacerse. La fórmula en unidades:
Punto muerto (unidades)=Costes fijos/Margen de contribución unitario
Si una empresa tiene costes fijos de 30.000 € y un margen de contribución unitario de 10 €, necesita vender 3.000 unidades para alcanzar el punto muerto.
El análisis del punto muerto ayuda a tomar decisiones estratégicas sobre precios, producción, control de costes y gestión comercial y permite simular escenarios ante cambios en la demanda o los costes.