
Este ratio es fundamental para evaluar la gestión del flujo de caja y la política de pagos de una empresa. Un periodo medio de pago largo permite que la empresa conserve liquidez durante más tiempo, pero un abuso de esta práctica puede deteriorar la relación con los proveedores o generar penalizaciones por impago.
Por el contrario, un periodo medio de pago demasiado corto puede indicar que la empresa está renunciando a la financiación espontánea que ofrecen los plazos de pago a proveedores, lo que puede reducir su capacidad para afrontar otras inversiones.
Las empresas deben buscar un equilibrio que les permita optimizar su tesorería sin poner en riesgo su reputación comercial. Una buena gestión del periodo medio de pago implica negociar plazos adecuados con proveedores y planificar correctamente las fechas de cobro y pago para evitar tensiones de liquidez.