
El pasivo no corriente es una partida del balance contable de una empresa que representa las obligaciones financieras que debe afrontar en un plazo superior a un año. Estas deudas y compromisos no afectan la operativa diaria inmediata, pero deben planificarse adecuadamente para garantizar la estabilidad financiera a largo plazo.
En contabilidad, los principales componentes del pasivo no corriente son:
Ejemplo: si una empresa suscribe un préstamo de 500.000 euros a 5 años, registrará ese importe como deuda a largo plazo en su pasivo no corriente.
El análisis del pasivo no corriente permite analizar la estructura financiera y el nivel de endeudamiento a largo plazo de la empresa, aspectos determinantes en la gestión del riesgo y en la planificación estratégica. El pasivo no corriente suele utilizarse para financiar inversiones estructurales, como la compra de maquinaria, inmuebles o expansiones de negocio. Por ello, su análisis está muy ligado al estudio de la estructura de activos de la empresa.
Un nivel adecuado de pasivo no corriente, equilibrado con el capital propio y el activo no corriente, permite financiar el crecimiento sin comprometer la solvencia. En el análisis financiero se utiliza, junto con el patrimonio neto, para calcular el apalancamiento financiero y evaluar el riesgo asociado al endeudamiento a largo plazo. También, para analizar financieramente a una empresa, se contrapone el pasivo no corriente con la capacidad de generar liquidez con indicadores como el EBITDA o el Cash Flow.