
El pasivo corriente es una partida del balance contable de una empresa que representa todas las obligaciones financieras que debe pagar en el corto plazo, generalmente dentro de los doce meses siguientes a la fecha del balance. Refleja compromisos inmediatos con terceros y se vincula directamente con la operativa habitual del negocio.
Los principales componentes del pasivo corriente son:
El pasivo corriente permite evaluar la capacidad de pago inmediata de una empresa. Su correcta gestión es esencial para evitar tensiones de liquidez o pérdida de credibilidad ante proveedores y entidades financieras.
Ejemplo: si una empresa tiene 150.000 euros en facturas pendientes a proveedores, 100.000 euros de impuestos a pagar y 250.000 euros en deudas bancarias con vencimiento en 6 meses, su pasivo corriente asciende a 500.000 euros.
Este concepto se analiza junto al activo corriente para calcular indicadores como el fondo de maniobra o el ratio de liquidez inmediata, que permiten conocer si la empresa dispone de recursos líquidos suficientes para afrontar sus compromisos inmediatos. Un pasivo corriente excesivo, sin respaldo en activos líquidos, puede poner en riesgo la viabilidad operativa del negocio.