
En las juntas generales se adoptan decisiones sobre temas clave como la modificación de estatutos, ampliaciones de capital, fusiones, escisiones o la disolución de la sociedad. Para garantizar la validez de los acuerdos adoptados, se requiere la presencia de un determinado porcentaje del capital social, según lo estipulado en los estatutos o en la legislación vigente.
Los accionistas pueden participar de forma directa o mediante representación, y sus votos se emiten en función del número de acciones que posean. En algunos casos, se establecen derechos de voto privilegiados o limitaciones para proteger la estabilidad en la toma de decisiones.
Las empresas suelen enviar convocatorias a través de medios oficiales y permiten a los accionistas acceder a la documentación relevante para que puedan evaluar la situación financiera de la compañía antes de asistir a la junta.
La Junta General de Accionistas es un mecanismo clave para garantizar la transparencia, el buen gobierno corporativo y el respeto por los intereses de todos los socios, especialmente en empresas cotizadas. Una gestión adecuada de este órgano contribuye a fortalecer la confianza de los inversores y mejorar la imagen corporativa de la compañía.