
El horizonte temporal de inversión es el plazo previsto para mantener una inversión antes de venderla o liquidarla. Este horizonte puede ser corto (menos de un año), medio (entre 1 y 5 años) o largo plazo (más de 5 años).
Determinar el horizonte temporal es fundamental para definir la estrategia de inversión, ya que influye directamente en la elección de los activos, la tolerancia al riesgo y la previsión de rentabilidad y liquidez. Los inversores conservadores suelen preferir horizontes cortos y productos de bajo riesgo, mientras que los inversores más agresivos optan por horizontes largos en busca de mayor rentabilidad.