Un forward es un contrato financiero personalizado en el que dos partes acuerdan la compraventa de un activo subyacente (como divisas, materias primas o acciones) a un precio fijado en el presente, pero cuya transacción se realiza en una fecha futura específica. A diferencia de los contratos de futuros que se negocian en mercados organizados, los forwards son acuerdos privados que se adaptan a las necesidades de ambas partes, lo que les permite mayor flexibilidad en términos de importes, plazos y condiciones, aunque más riesgo de contraparte.
Los forwards se utilizan principalmente para gestionar riesgos financieros relacionados con la volatilidad de precios, especialmente en el ámbito de las divisas y materias primas. Empresas exportadoras, importadoras e inversoras recurren a este tipo de contrato para protegerse de fluctuaciones desfavorables en el mercado.
Por ejemplo, una empresa exportadora española que vende productos a Estados Unidos puede firmar un contrato forward para fijar el tipo de cambio del euro frente al dólar. Esto le permite protegerse de una posible caída del valor del dólar que afectaría negativamente sus ingresos, asegurando así que recibirá una cantidad específica en euros independientemente de las variaciones del mercado.