
La financiación mezzanine es una forma híbrida de financiación que combina características de deuda y capital. Se utiliza principalmente en adquisiciones, expansiones empresariales y proyectos de alto crecimiento.
El prestatario recibe financiación mediante un préstamo que se sitúa entre el crédito convencional y el capital social en términos de riesgo. Si la empresa incumple el pago, el prestamista mezzanine solo recupera su inversión después de que los acreedores principales hayan sido satisfechos, pero antes que los accionistas.
El mayor riesgo de este tipo de financiación se compensa con tipos de interés elevados y, en algunos casos, con la opción de que el prestamista adquiera participaciones en la empresa si no se cumple el reembolso.