
La depreciación es el reconocimiento contable de la disminución del valor de un activo a lo largo del tiempo debido al uso, el paso del tiempo o la obsolescencia tecnológica. Se aplica principalmente a activos tangibles como maquinaria, equipos, vehículos e inmuebles.
La depreciación se registra en los estados financieros de forma gradual para distribuir el coste del activo durante su vida útil. Entre los métodos más comunes se encuentran la depreciación lineal, que reparte el valor del activo de forma uniforme cada año, y la depreciación acelerada, que permite aplicar mayores gastos durante los primeros años de vida útil del bien. La depreciación es clave para calcular el valor real de los activos en el tiempo y estimar correctamente la rentabilidad de una empresa y las necesidades de caja para reponer sus activos.