
El coste variable es aquel que aumenta o disminuye en función del volumen de producción o ventas de una empresa. A diferencia del coste fijo, el coste variable está directamente relacionado con la actividad operativa: cuanto más se produce o vende, mayor es este coste; y si no se produce nada, el coste variable es cero.
Estos costes son fundamentales en el análisis del margen de contribución y en el cálculo del punto de equilibrio, ya que influyen directamente en el coste total de cada unidad producida o vendida.
Ejemplos de costes variables: materias primas y componentes, costes de embalaje y etiquetado, comisiones por ventas o transporte y distribución por unidad vendida.
Si una empresa fabrica camisetas y cada unidad requiere 2 € en tela, 1 € en impresión y 0,50 € en embalaje, el coste variable unitario es de 3,50 €. Si produce 1.000 camisetas, el coste variable total será 3.500 €.
Controlar los costes variables es útil para optimizar la eficiencia productiva y mejorar la rentabilidad por unidad, especialmente en empresas con márgenes ajustados o estructuras de costes mixtas.