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Coste Fijo

El coste fijo es aquel coste que no varía con el nivel de producción o ventas de una empresa en el corto plazo. Es decir, se mantiene constante independientemente de si la empresa produce mucho, poco o nada. Este tipo de coste forma parte de la estructura básica del negocio y debe hacerse frente incluso si no se generan ingresos.

Los costes fijos son esenciales para calcular el punto de equilibrio, ya que deben ser cubiertos completamente antes de que una empresa pueda empezar a obtener beneficios. A diferencia de los costes variables, que aumentan o disminuyen según la actividad productiva, los costes fijos permanecen estables. Ejemplos de costes fijos: alquiler de oficinas, locales o naves industriales, sueldos del personal administrativo o directivo, seguros empresariales, amortización de maquinaria o equipos o licencias y suscripciones de software.

Por ejemplo, imagina una empresa paga 2.000 euros al mes de alquiler por su oficina, independientemente de que produzca 1.000 o 10.000 unidades. Ese importe será el mismo mes tras mes, lo que lo convierte en un coste fijo.

Comprender y controlar los costes fijos es parte de lo que hay que dominar para tener una buena planificación financiera, ya que impactan directamente en la rentabilidad y en el umbral mínimo de actividad necesario para sostener una empresa o negocio.

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