
La capitalización de intereses es un mecanismo financiero mediante el cual los intereses generados por una deuda se acumulan al capital pendiente de pago en lugar de ser abonados periódicamente. Esto provoca que la deuda crezca de forma progresiva, ya que los intereses acumulados generan a su vez nuevos intereses.
Este método suele aplicarse en préstamos a largo plazo o en créditos con periodos de carencia, especialmente en operaciones de financiación de grandes proyectos empresariales o en situaciones donde se espera que los flujos de caja del negocio se incrementen en el futuro.
El concepto financiero que hay detrás de esto es el interés compuesto, donde los intereses generados se reinvierten, acelerando así el crecimiento del capital. Aunque ambos conceptos se basan en la acumulación de intereses, la capitalización de intereses suele aplicarse en contextos de endeudamiento, mientras que el interés compuesto se asocia más a la inversión.