
Este informe es clave para evaluar la liquidez, la solvencia y la estabilidad financiera de una empresa. El activo se clasifica en circulante (recursos líquidos o fácilmente convertibles en liquidez inmediata) y no circulante (inversiones y bienes a largo plazo). El pasivo se divide en pasivo corriente (obligaciones a corto plazo) y pasivo no corriente (obligaciones a largo plazo).
Un análisis detallado del balance permite identificar la capacidad de la empresa para cumplir sus compromisos financieros y gestionar eficientemente sus recursos, siendo el informe clave en muchos aspectos de la empresa, especialmente el de financiación.