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Activo Corriente

El activo corriente es una partida del balance contable de una empresa que está formado por todos aquellos bienes y derechos que espera convertir en dinero o consumir en el curso normal de su actividad, generalmente en un plazo inferior a un año. Se trata de elementos fundamentales para las operaciones diarias y la gestión del ciclo operativo.

Los principales componentes del activo corriente son:

  • Efectivo y equivalentes de efectivo: dinero en caja o cuentas bancarias.
  • Clientes y cuentas a cobrar: derechos de cobro por ventas realizadas o por otros conceptos.
  • Existencias: mercancías, materias primas o productos en curso.
  • Inversiones financieras a corto plazo: activos fácilmente realizables como fondos de inversión o depósitos bancarios con vencimiento inferior a 12 meses.
  • Anticipos o pagos por adelantado: gastos pagados antes de recibir el servicio o producto.

La correcta gestión del activo corriente es esencial para garantizar la liquidez de la empresa y su capacidad para hacer frente a sus obligaciones financieras inmediatas, como el pago a proveedores o sueldos. Un nivel adecuado de activo corriente permite mantener el equilibrio financiero y evitar tensiones de tesorería.

Ejemplo: una empresa que tiene en su balance 20.000 euros en caja, 35.000 euros en cuentas por cobrar y 45.000 euros en inventario, cuenta con 100.000 euros de activo corriente para enfrentarse a sus deudas a corto plazo.

Este concepto se analiza habitualmente junto con el pasivo corriente para calcular ratios financieros, como el fondo de maniobra o el ratio de liquidez, que permiten evaluar el estado de liquidez de una empresa.

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