
Los acreedores comerciales son personas físicas o jurídicas a las que una empresa debe dinero por la adquisición de bienes o servicios necesarios para su actividad. Estas deudas se generan en el marco de relaciones comerciales habituales y se consideran parte del pasivo corriente en el balance de la empresa, ya que suelen liquidarse en el corto plazo (normalmente en plazos de 30, 60 o 90 días).
Este tipo de deuda no suele generar intereses, salvo en caso de incumplimiento en el plazo de pago. Los acreedores comerciales son comunes en operaciones como la compra de materias primas, la contratación de servicios profesionales o el suministro de productos para la empresa.
Por ejemplo, si una empresa compra materiales por valor de 3.000 euros con un plazo de pago a 60 días, este importe se registrará como deuda con acreedores comerciales hasta que se efectúe el pago.
La correcta gestión de los acreedores comerciales es clave para controlar el periodo medio de pago, mantener buenas relaciones con los proveedores y garantizar la liquidez de la empresa.