El factoring es una operación de cesión de los créditos a cobrar por parte de la empresa a la entidad, bancaria o no bancaria, que se encargará de cobrar y anticipar, si la empresa lo solicita expresamente. El anticipo puede ser total o parcial según se haya negociado en el contrato de factoring entre entidad y empresa. Además, el factoring, puede llevar asociados una serie de servicios como asumir el riesgo de cambio en operaciones en divisa.
Existen, fundamentalmente, dos tipos de factoring, el factoring con recurso, en el que la entidad reclamará a la empresa en caso de que el deudor impague los créditos objeto del contrato, y el factoring sin recurso, en los que la entidad asume la totalidad del riesgo de impago de los deudores. Normalmente el factoring sin recurso está reservado a los deudores más solventes y lleva un coste financiero asociado más elevado.
La gran ventaja del factoring es que el análisis de riesgo que hacen las entidades, especialmente las entidades no bancarias, recae sobre el deudor (pagador), lo que permite a empresas de todo tipo, ya sean solventes o no, acceder a este tipo de financiación. Además, es un producto disponible en una gran variedad de entidades de financiación, tanto bancarias como no bancarias, lo que amplía más todavía las posibilidades de financiarse con esta modalidad.
Los costes asociados varían en función del tipo de entidad en que se contrate la operación de factoring. Si el factoring está amparada en una linea de riesgo, ésta tendrá asociada una comisión de apertura y renovación anual. Además, habrá un tipo de interés por el plazo de anticipo de los créditos y una comisión por cada crédito gestionado, se anticipe o no.
Financiación de circulante
Permite anticipar los cobros y ceder el riesgo al proveedor financiero
Deuda de tipo comercial
Mejora los ratios de liquidez, especialmente en su modalidad sin recurso
Multicanal
Gran variedad de proveedores financieros en el mercado