El destino de los fondos al solicitar financiación
A veces puede parecer un detalle sin demasiada importancia, pero más bien es todo lo contrario, porque las entidades se fijan, y mucho, en el destino de los fondos al solicitar financiación, así que es uno de los motivos más habituales por los que una entidad puede rechazar la solicitud, casi sin analizar los estados financieros de la empresa.
El destino de la operación debe ser coherente con la actividad de la empresa, su estrategia de desarrollo futuro y sus necesidades de financiación, si no hay coherencia el rechazo es casi automático. La razón es muy sencilla, cuando el destino de los fondos no está claro, en la mayor parte de casos, o bien la empresa está financiando pérdidas de negocio, o bien está estructurando mal su financiación, y en ambos casos las consecuencias son las tan temidas tensiones de liquidez que llevan a las empresas a desaparecer.
Hoy tres reglas fundamentales que deben cumplirse con el destino de los fondos:
- Plazo y periodicidad de amortización coherentes: los activos a corto plazo hay que financiarlos con operaciones financieras a corto plazo y los activos de largo plazo deben ser financiados con operaciones también de largo plazo. Además, dos cuestiones adicionales: 1) La periodicidad de amortización debe coincidir con los flujos de caja que genera la empresa. Por ejemplo, si la empresa tiene una línea para financiar importaciones con vencimiento a los 120 días, el plazo al que esa importación debe transformarse en producto y posteriormente en venta, debe ser también de 120 días para poder asegurar el retorno de la operación. Esto es especialmente importante en operaciones de financiación circulante. 2) El plazo de amortización a largo plazo debe coincidir con el plazo de amortización del activo financiado de forma que, una vez se ha liquidado la deuda, el bien está completamente amortizado y la empresa puede volver a endeudarse para reponer sus activos. Esto es imprescindible para la financiación de activos fijos.
- No financiar el 100%, ni de las necesidades de inversión ni de las necesidades operativas. Este es otro de los errores más frecuentes. La empresa debe aportar algo, tanto en sus inversiones en activos fijos como en sus necesidades de financiación circulante. Se supone que la empresa genera o ha generado beneficios y debe disponer de liquidez suficiente para financiar parte de sus necesidades.
- Que el destino al que se va a dedicar la financiación genere flujos de caja fáciles de predecir, es decir, que sean muy coherentes con la actividad de la empresa. Por ejemplo, si es para comprar una máquina que automatizará un proceso, es fácil predecir que el coste de personal se reducirá en X.
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Aquí van tres ejemplos de destinos de financiación incoherentes:
- Comprar maquinaria con una póliza de crédito: escrito así parece obvio, pero es un error bastante común solicitar una póliza de crédito con vencimiento inferior a 1 año para comprar maquinaria, cuyo plazo de amortización va a ser superior, ahogando a la empresa innecesariamente. Tensiones de liquidez aseguradas.
- Comprar existencias con un préstamo a cinco años: Si las existencias se compran para ser vendidas con un margen superior al cabo de unos meses, ¿Qué sentido tiene arrastrar un préstamo durante 5 años? Ninguno. Esto genera una falsa sensación de exceso de liquidez, porque en realidad en contrapartida la empresa también tiene una deuda a largo plazo.
- Utilizar la financiación a largo plazo para incrementar la liquidez: Este tipo de préstamos existen y se comercializan, pero hay que tener mucho cuidado con ellos. No tiene ningún sentido financiero pagar a 5 años una posición de liquidez que va a durar unos meses. La contratación de este tipo de operaciones debe ser algo muy puntual y no recurrente. Una de las razones para utilizarla sería, por ejemplo, un parón sobrevenido de la actividad que va a generar unas pérdidas transitorias, por ejemplo. Es importante, en este sentido, tener claro que la situación se puede revertir y que la empresa volverá a generar beneficios para poder reconducir su liquidez y su deuda. Préstamos muy delicados.
Tener claros estos conceptos, que la deuda debe tener el mismo plazo que el activo que va a financiar, que no es sano financiar el 100% de los activos y que solicitar préstamos a largo plazo sólo para tener más liquidez puede ser un problema a medio plazo, junto a una generación de beneficios, por pequeños que sean, pero con cierta recurrencia, aseguran tener una tesorería saneada y fuera de todo peligro.