Los
avales financieros son instrumentos de
garantía que permiten a las empresas garantizar compromisos financieros en determinados contrato y relaciones comerciales. Funcionan de forma parecida a un seguro, en caso de que la empresa no pueda cumplir con sus obligaciones contractuales o comerciales, la entidad avalista responderá por ella. Dependiendo de las necesidades de la empresa, es posible contratar un
aval financiero puntual, o bien, una
línea de avales si es una necesidad recurrente, que permite reducir los costes y mejorar la gestión de avales.
Los avales financieros son accesibles a través de diferentes canales de financiación. Los bancos son la opción más tradicional, pero también es posible contratarlos a través de aseguradoras, que destacan en el ámbito de los avales de caución. Además, los organismos de financiación pública también ofrecen avales y en condiciones favorables, a parte de que existen opciones de financiación alternativa, como fondos de inversión especializados en garantías.
Las situaciones que pueden ser garantizadas con un aval financiero son muy diversas, entre las más habituales se encuentran:
- Préstamos y créditos financieros, garantizando el pago en caso de impago del titular del préstamo (la empresa).
- Contratos de arrendamiento, garantizando el cumplimiento del pago de rentas o el correcto mantenimiento del inmueble.
- Subvenciones y ayudas públicas, asegurando la devolución si no se cumplen los requisitos establecidos o garantizando el acceso a determinadas ayudas.
- Operaciones de importación y exportación, protegiendo pagos y entregas en transacciones internacionales.
En definitiva, los avales financieros son una herramienta importante para mejorar la confianza en operaciones comerciales y facilitar el acceso a financiación en situaciones especiales.